La hora de comer

La hora de comer empieza cada día con un: “A lavar las manos”.

Ayer, tras unos minutos de haberlo dicho, salí de la cocina y me encontré con esta imagen.

Estaban sentaditos esperando mi llegada para empezar a servirse.

Entre todos habían puesto la mesa, ya que cada uno sabe qué debe llevar. Con cada cambio de estación cambiamos las tareas. Ahora, en verano, Pia lleva los platos, Mateo los cubiertos, Lucía las servilletas y Mila los cuencos para la fruta. La comida la llevo yo casi todo el año, pero en esta época lo hacen los antiguos alumnos, Guille y Laura, que ya tienen cuatro y cinco años.

Cuando me senté, Laura empezó a servirse (porque era el día en el que su familia había traído la comida) y después lo hicieron los demás siguiendo el sentido de las agujas del reloj.

Antes de comer damos las gracias a cada miembro de la familia que ha cocinado ese día la comida, y de paso repasamos sus nombres y el día de la semana en que estamos.

Cada uno se sirve la cantidad de comida que considera oportuna. Eso sí, para poder disfrutar de la fruta del postre deberá comérselo todo, todo, todo.



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