Algarrobas

Las algarrobas son muy importantes en Can Rareta, nos enseñan muchas cosas.

El primer contacto de los pequeños con las algarrobas es comerlas. Desde que tienen edad para llevarse algo a la boca, las chupan, las muerden, las saborean…
El ser humano anda mejor con un palo en la mano y el puño cerrado, así que el segundo contacto viene cuando empiezan a andar: llevan siempre una en la mano, eso les ayuda a mantener el equilibrio.

Cuando ya andan con soltura, y es temporada de recolecta (agosto, septiembre), nos ponemos todos a recoger.

Primero, yo y alguno de los mayores las hacemos caer del algarrobo:

-¡Lluvia de algarrobas!

y después, entre todos, las ponemos en las espuertas y de ahí a los sacos.

Con el tiempo, algunos sacos se rompen y hay que traspasarlas a otro.
A eso dedicaron la mañana de ayer los dos medianos de Can Rareta, mientras las mayores iban a por nueces y las abrían para todos. Con una paciencia infinita, traspasaron todas las algarrobas de un saco roto a otro nuevo. No dejaron ni una por recoger.

Mientras, la más pequeña dormía su siesta matutina colgada de mi.



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